“Mar Amigo y Mar Nuestro”:
El cambio climático y el patrimonio arqueológico en proceso a ser sumergido
Autores:
Myrna Concepción, Joanne Elisa Melendez, Rafael Orejuela,
Hector M. Rivera-Claudio, Isabel Rivera-Collazo
Nuestros ancestros han utilizado nuestro mar amigo por miles de años, dejando sus huellas en nuestras costas y paisajes. Hoy en día el cambio climático amenaza esas huellas según el mar nuestro reclama y redefine su forma. Esta exhibición presenta ese proceso de transformación a través de los ojos de los voluntarios líderes del Proyecto DUNAS, el cual establece una colaboración integrada entre participantes, organizaciones no gubernamentales y universidades para la protección de ecosistemas costeros, investigación del patrimonio cultural y para la acción climática. Aún queda mucho que estudiar bajo el agua, pero los procesos de hoy nos ayudan a entender cuán rápido cambian los paisajes y cuán intensamente nuestros ancestros utilizaron nuestro mar. Este proyecto es subvencionado con fondos del Wildlife Conservation Society en colaboración con el Climate Science Alliance y Para la Naturaleza.
Nuestro mar ha alterado y continúa alterando nuestros paisajes costeros. En esta imagen, Rafael Orejuela inspecciona una roca conocida como “La Piedra Virá” en la costa de Arecibo, la cual ha sido removida e invertida, posiblemente por el oleaje o por un evento de muy alta magnitud. Esta roca está densamente decorada con petroglifos pre-Colombinos (posiblemente período Taino) en su parte ventral (hoy parte inferior de la roca) (ver Figura 2) y debió haber sido tallada antes quedar invertida. Petroglifos costeros como estos marcan la costa norte de Borikén (la isla grande del Archipiélago de Puerto Rico), posiblemente identificando territorios o puntos de encuentro (ver Figura 3). Hoy en día estos petroglifos se encuentran localizados en la zona intermareal o totalmente sumergidos, y están siendo erosionados por la subida del nivel del mar, la acidificación de los océanos y el aumento de incidencia de tormentas y oleaje de alta intensidad.
Uno de los petroglifos en la parte ventral de la roca “La Piedra Virá” en Arecibo, Borikén. Esta roca, actualmente invertida, es ejemplo claro del impacto que tienen los eventos de alta magnitud sobre el patrimonio costero pre-Colombino del Caribe antillano.
Sección del panel de petroglifos en Los Tubos, Manatí, Borikén, marcado con la sombra de los voluntarios del proyecto DUNAS. Estos petroglifos en algún momento formaron parte del paisaje marítimo de varias aldeas posiblemente Taínas (período Pre-Colombino tardío) que habitaron estas costas. Este panel por lo general se encuentra cubierto por aproximadamente 1m de arena, y queda expuesto solamente pocos días al año, luego de las tormentas de invierno. Este patrón ha permitido que los petroglifos no hayan sufrido mucha erosión desde su talla. En los últimos años la subida del nivel del mar y el aumento en la intensidad de las tormentas y el oleaje han aumentado el número de días en el año que el panel está expuesto a la acción directa de las olas, y por lo tanto su preservación está amenazada.
Los cambios en oleaje y en intensidad de tormenta causadas por el cambio climático no solo impactan el patrimonio cultural sumergido y en la zona intermareal, como se presenta en las Figuras 1 al 3, sino también amenazan la preservación de sitios de actividad residencial y ceremonial en la línea de la costa. Esta imagen presenta a los voluntarios del proyecto DUNAS examinando el impacto que la erosión ha causado al sitio arqueológico Playa Machuca (Tierras Nuevas) en Manatí. Los objetos arqueológicos erosionados, son incorporados a la zona sumergida y luego son transportados por las corrientes marinas. Estos procesos afectan la visibilidad de recursos sumergidos y deben ser considerados como parte de los cambios tafonómicos que observamos en el trabajo de arqueología subacuática.
En respuesta a la subida del nivel del mar y para mitigar los procesos erosionales, nuestro Proyecto DUNAS trabaja para ayudar a mitigar la erosión costera mediante la restauración de dunas y de ecosistemas marinos. Nuestros esfuerzos utilizan un sistema simple de biomimetismo que utiliza tablas de madera para atrapar arena y acumular los sedimentos, y la reproducción y siembra de plantas nativas y locales para acelerar la estabilización de la duna y los humedales costeros. Este esfuerzo no va a detener nuestro mar, pero nos ayuda a realizar acción climática y conversar sobre la relación entre patrimonio y cambio climático, así como tomar decisiones para mitigar nuestras vulnerabilidades en el presente.